SINOPSIS Y REFLEXIONESPARASHÁ VAYEJÍ (Y VIVIÓ) #12
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Toráh Diario

SINOPSIS Y REFLEXIONESPARASHÁ VAYEJÍ (Y VIVIÓ) #12


Parashá Vayejí #12 (1/02/2021)

1: Bereshit 47:28-48:9

2: Bereshit 48:10-16

3: Bereshit 48:17-22

4: Bereshit 49:1-18

5: Bereshit 49:19-26

6: Bereshit 49:27-50:20

7: Bereshit 50:21-26

Maftir: Bereshit 50:23-26

Haftará: 1ª Melajim 2:1-12

Código Real: Meir (Marcos) 15:6-16:8


“Vayjhí Yaacob beéretz mitzráyim sheba esré shaná vayjhí jéme Yaacob shemé jhayáv shiba shamim vearbaim umát shamá.” “Y Yaacob vivió en la tierra de Egipto diecisiete años, y fueron los días de Yaacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años.” Bereshit (Génesis) 47:28


Cada parashá viene con una alforja cargada y repleta de soluciones y misterios cósmicos que nos enseñan una serie de códigos matemáticos; códigos que descifran un cúmulo de acontecimientos que nos dan la clave del espacio-tiempo a los hombres, y cómo Hashem nos involucra y deja una pista concisa, continua y coherente para que sigamos creciendo progresivamente con el árbol de los frutos... ¡La Torá!


Revisaremos la primera pista que nos da esta parashá en la palabra Vayjhí ויחי (Y vivió). Esta palabra tiene un valor matemático extendido de 34, y 34 es el número de años que vivió Yaacob con Yosef; y el valor comprimido de Vayjhí es 7. Deshojemos este trébol de “cosas ocultas” que desmenuzamos hoy y tomemos ahora el nombre de Yaacob יעקב cuyo valor gemátrico comprimido es 2. Ahora bien, descifremos numéricamente el lugar donde Yaacob se fue a “vivir” con su familia: Egipto o Mitzraim מצרים, cuyo valor gemátrico extendido es 11. Si sumamos el valor comprimido de Vayjhí que es 7, con Mitzraim que es 11, el resultado es 18, y 18 es el valor de חי (jai) que es “vida”. Cuando descubrimos estas ecuaciones celestiales, vemos la huella, la precisión y el diseño de Aquél que todo lo puede, y que todo lo que hace es en beneficio de todos nosotros y la creación.


Sigamos caminando por los pasillos de la clave imbuida en esta curiosa y fascinante palabra “Y vivió”. Según nuestros sabios estos grandes hombres de Di-s han estado revestidos del Poder de la Energía del Eterno en todo el transcurso de sus vidas, y aún después de sus muertes estos han dejado un legado universal de evidencias vividas para toda la humanidad; y aún muertos dan vida... “Sucedió cuando unos estaban enterrando a un hombre, y he aquí vieron la horda, arrojaron al hombre en la tumba de Elishá. Sucedió cuando tocó el hombre los huesos de Elishá, revivió y se paró sobre sus pies.” 2ª Melajim (Reyes) 13:21 Tanaj-Nebiím. El Midrash comenta: “Los justos, aún en su muerte son llamados vivos; los malvados, aún en vida, son llamados muertos. Aún después de su muerte, la acción del justo es positiva; la del malvado, aún en vida es negativa.”

Esta parashá no sólo habla de “residir”, sino de “vivir”, ella va más allá de la cuestión territorial; se trata del rol de vida que le tocó vivir a este hombre de Di-s. Su pasaje por esta vida trasciende generaciones, tiempos, espacios, eventos, encuentros y dimensiones que marcaron un hito en este planeta. Nuestros sabios dicen, que las obras que el hombre deja en el universo son eternas e imperecederas, y cada acción por insignificante que sea, no deja de tener influencias cósmicas. El universo es un todo que se está constituyendo instante tras instante, y cada hombre es arquitecto de esta construcción. No hay, por lo tanto, acción que se pierda o que perezca, y los justos aún en su muerte, poseen vida.


Hablar de los justos, sin nombrar el Justo de los justos sería injusto; su Nombre: Nuestro Santo Ribi, su Majestad Yehoshúa Hamashiaj. Aunque murió en un madero en su primer pasaje por esta vida, el Eterno lo resucitó al tercer día. Nuestro Ribi Yehoshúa impactó a toda la humanidad; partió la historia en un antes y un después de la era común. El mismo Satán tembló y cayó de bruces y se dijo a sí mismo: este debe ser el Mashiaj, quien está destinado a arrojarme, a mí y a todos los ángeles de los idolatras, dentro del Gehinón, como expresa el versículo “La muerte será tragada para siempre y Di-s el Señor enjugará las lagrimas de todo rostro” Yeshayahu (Isaías) 25:8 Este Justo venció la muerte, Él está vivo físicamente, a la espera de que se cumplan los tiempos cuando reinará con justicia por orden del Eterno en este planeta azul.


“Y entrando al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una ropa larga y blanca y se privaron de miedo. Pero él les dice: No tengáis temor. Buscáis a Yeshua MiNatzrat, él fue clavado en el madero. No está aquí ha resucitado, mirad el lugar donde lo pusieron.” Meir (Marcos)16:5-6 HaTzofen Hamaljutí (Código Real)


Finalmente Yaacob bendice a sus hijos y nietos; más que una bendición fue una profecía sobre la vida de cada uno de ellos. Yaacob bendijo a sus nietos Efraím y Menashé, hijos de Yosef. Efraím y Menashé fueron los primeros hebreos que nacieron y se criaron en la diáspora, la virtud de ellos es que se mantuvieron firmes y leales a Hashem y sus preceptos. Esto fue de gran mérito para ellos, al punto que la bendición que Yaacob desató sobre sus vidas, hasta hoy, es ejemplo para el pueblo Israel; es por ello, que en cada Shabat bendecimos a nuestros hijos con esa misma bendición. Yosef también sumó virtudes, una de ellas y la más cargada de la anuencia divina, es que evitó mirar con ojos lujuriosos a la esposa de Potifar. Por esta razón su tribu recibió una bendición especial por lo que quedó librada y protegida del mal de ojo. Dice el Midrash: “Déjalos procrearse como peces.” ¿Por qué dice que Efraím y Menashé se multipliquen como peces? Porque los peces son prolíficos y libres del “mal de ojo” ya que el agua los cubre y los protege, y así Efraím y Menashé quedan cubiertos por los méritos de su padre Yosef.


Nuestros sabios nos dicen que Yaacob, después de bendecir a sus hijos, temió que hubiera entre ellos alguno con ideas seculares y descarriadas como su tío Esáv o su tío abuelo Ismael. Pero todos los hijos con firmeza y sin titubeo respondieron: “Shemá Israel (Oye papá), Di-s, nuestro Di-s, es uno”; en ese momento Yaacob emocionado respondió: “Baruj Shem Kebód Maljutó Leolam Vaed.” (Bendito es el nombre de su reinado para siempre eternamente). Desde este día quedó como tradición del pueblo de Israel manifestar siempre su unión a través de la unicidad de Di-s. De aquí se aprende que antes de despedirse de este mundo, el pueblo Israel recita el Shemá declarando así la fidelidad con Di-s hasta el ultimo hálito de su vida...


Por: Yehoshúa Villarreal I.

Con la autoridad del Rab Dan ben Avraham.




 

Es Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad del Zulia. Artista sinestésico que conjuga la música, la pintura y la literatura, cuyas obras están en museos como el MEAM-España, Museo Boca Raton-USA y el MACZUL-Venezuela. Graduado de la Escuela de Arte Julio Arraga y estudió en el Conservatorio de Música José Luis Paz en Maracaibo-Venezuela. Jazán de la comunidad B’nei Tzion de Miami.



Yehoshúa Villarreal I.




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